lunes, 10 de junio de 2013

Dejémonos querer de verdad

Nuestros seres queridos nos apoyan, nos quieren, están pendientes de nosotros...y, muchas, en demasiadas ocasiones, somos nosotros los que nos apartamos de ellos, los rechazamos...sí, un buen amigo, un familiar cercano, puede intuir cómo estamos, saber lo que opinamos de esto o aquello, aconsejarnos en base a que nos conocen...pero, cuando van un poco más allá...no lo aceptamos, nos sentimos invadidos...tenemos miedo.
Sí, debido a ese miedo nos creamos una coraza que nos protege, nos mantiene a salvo, no nos permite sufrir porque alguien no sepa entender nuestra enfermedad, o la tome de manera que no consideramos correcta; pero, al mismo tiempo, nos encierra en nosotros mismos, y llegamos a creer que nadie que no la padezca podrá realmente saber lo que se siente, que una persona sana no compartirá nuestros temores, que no nos podrá aliviar siquiera escuchándonos aquel ser que no sufra lo mismo que sufrimos...gran error.
Hay mucha gente que sufre por la retinosis muchísimo más que nosotros, y muchas veces por nuestra propia culpa, aunque no sea nuestra intención...
Al nacer, la familia nos viene puesta e impuesta, según crecemos y nos socializamos las amistades las vamos eligiendo, entre las dos partes por supuesto, pero el amor...ay, el amor...no elegimos de quién nos enamoramos, y por mucho empeño que pongas, nadie se va a enamorar de ti porque lo intentes...esto, quizás lo más fundamental para sentirnos completos, no lo controlamos, no lo decide nadie...en cambio, muchas veces sí decidimos no dejar que nos amen, por miedo, por no tener aún del todo aceptada nuestra enfermedad y su avance...o, peor aún, rechazamos el amor pues sabemos que, a nuestro lado, y por nosotros, esa persona va a sufrir...pero normalmente sigue siendo por egoísmo, pues no nos queremos sentir responsables de su sufrimiento, ni pasarlo mal por verle así...
Tenemos que querernos más, y dejar que nos quieran, no somos tan fuertes como aparentamos ser...sí, muchas veces lo aparentamos, pero no para presumir, sino más bien a causa de que así, si el mundo nos siente fuertes, en realidad nos lo creeremos y se acabará el sufrir...
Valiente es aquel que acepta sus limitaciones, que todos las tenemos, y no siempre a causa de una enfermedad degenerativa....
Fuerte es aquel que se apoya en los suyos, que capta su energía y la hace suya, la alimenta...
Yo fui cobarde durante demasiado tiempo en mi vida, y aún lo soy en parte, cada vez que no quiero la ayuda de quien, pase lo que pase estuvo, está y estará a mi lado; lo hago de forma inconsciente, no es lo que pretendo, pero lo hago. Quiero ser independiente, valerme por mí misma...y eso está muy bien, pero no debería ser sinónimo de autosuficiencia, pues desde luego necesito ayuda, apoyo, amor....
No hay mejor terapia que un buen abrazo de alguien especial en nuestra vida, y yo, a pesar de mi mala leche, de mis cambios de humor, y de equivocarme y pretender demostrarme a mí misma que puedo sola, lo tengo...así que trabajaré para regar a diario esta flor que tanto me apoya y ayuda a pesar de mi cabezonería...pues no podría vivir sin su amor, sin su comprensión...

1 comentario:

  1. Como persona aludida me propongo a contestar, pero antes de nada presentarme: Soy esa “flor que tanto le apoya” (eso según ella, que yo a esto de tildarme de flor aun no lo tengo muy claro). No os voy a mentir… nuestra relación es por momentos difícil, complicada a veces, con momentos tensos, otros de mucho amor, satisfacción por las dos partes, complicidad,…o sea, una relación de pareja que se quiere, como otra cualquiera, con sus altibajos y donde, siempre, al final, prevalece el amor. Nunca le di importancia al hecho que ella viera poco, o no viera nada; nos reímos juntos de sus momentos patosos. Me acuerdo un día que junto a unos amigos íbamos por una calle céntrica y ella pasó como si nada por encima de una manta llena de dvd´s que un africano estaba vendiendo, o más tarde, le dio una patada a una caja que un señor tenía para pedir limosnas…nuestros amigos se escandalizaban al ver que yo me reía; pero esa es la clave, reírse, disfrutar de esos momentos patosos, y eso quien me enseñó hacerlo fue ella con su retinosis. Nos reímos juntos en vez de lamentar esto o aquello, la vida ya es dura de por si como para hacerla aún más gris. La ayudo, sin pensarlo, mecánicamente como lo haría con cualquier otra persona, y aunque sé que hay días de bajones, también los tengo yo (y eso que yo veo), y ella está ahí para apoyarme… Ella no puede con todo sola, no puede, como yo tampoco, como creo que nadie puede, nadie es autosuficiente; por eso cariño, aquí me tienes queriendo quererte, y fíate de mí y de todo lo que te digo, pues como dijo el gran Groucho Marx: “De quien vas a fiarte más, de mi o de tus propios ojos?”

    ResponderEliminar